La catrina mexicana fue trending topic mundial hace un par de años. Ha cobrado tal protagonismo que cada vez es más habitual ver disfraces y maquillajes inspirados en esta figura en fiestas de Halloween de todo el mundo.
Probablemente sabes de que te estamos hablando, pero quizás no conozcas qué es exactamente una catrina mexicana. Te contamos cuál es su origen.
El Día de los Muertos mexicano (2 de noviembre) es el entorno en el que las catrinas se han hecho virales y han traspasado fronteras. Se trata de una celebración que mezcla tradiciones aztecas y cristianas.
La catrina es un icono de la cultura mexicana resultado de la unión de dos elementos aparentemente opuestos: el horror y la belleza, representados por calaveras y flores.
Calaveras y flores
La calavera humana es un elemento de terror reconocido, pero para los mexicanos tiene un significado positivo. En la cultura maya las calaveras tienen vinculación con el renacimiento. Son elementos que están totalmente instaurados en la cultura mexicana hasta el punto de que se pueden encontrar en todo tipo de figuras y formatos. Podemos encontrar, por ejemplo, además de figuras y otras representaciones, calaveras comestibles de caramelo o chocolate.
Las flores, por su parte, están representadas sobre todo por la cempasúchil. Es una flor amarilla que simboliza a los muertos y a la que los aztecas otorgaban propiedades espirituales. Pensaban que ayudaba a guiar las almas de los difuntos.
Los orígenes
La catrina, denominada originalmente calavera garbancera, tiene un origen satírico que se remonta a hace más de cien años. Su creación se atribuye al caricaturista José Guadalupe Posada. Este artista se burlaba en sus dibujos de los indígenas que habían hecho fortuna e imitaban a españoles y franceses renegando de sus raíces. En sus obras dibujaba calaveras perfectamente ataviadas con sombreros de plumas y atuendos elegantes.
Diego Rivera y Frida Kahlo
Posteriormente, el muralista Diego Rivera popularizó esta figura como “La Catrina” y le dio gran difusión. El mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, obra reconocida de Rivera fue el detonante. En esta pintura de 1947 se representaba a sí mismo con la catrina acompañado de Frida Kahlo y de José Guadalupe Posada.
En esa época la palabra «catrín» se utilizaba para definir a los burgueses que llamaban la atención por sus elegantes vestimentas y estilo europeo.
Un fenómeno global
Además de ser objeto de inspiración en disfraces y maquillajes, la figura de la catrina mexicana se ha extendido a otras disciplinas. Continúa reflejándose en la pintura y en la literatura, pero también ha aparecido en varias películas y se puede ver también en tatuajes, ropa y todo tipo de complementos.